ESTUDIO DE LA DISTRIBUCIÓN DE BORO EN FUENTES DE AGUA DE LA CUENCA DEL RÍO DUERO, MÉXICO, UTILIZANDO ANÁLISIS ESTADÍSTICO MULTIVARIADO

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Martha A. VELÁZQUEZ
José Luis PIMENTEL
Manuel ORTEGA

Resumen

La distribución de boro en el río y aguas subterráneas de la cuenca del río Duero y la relativa contribución de fuentes naturales y antrópicas es poco conocida. Trabajos previos han mostrado que el B se adiciona a las aguas superficiales de la cuenca a través de las aguas residuales, en tanto que las aguas subterráneas pueden ser una fuente de B de origen geotérmico. En este trabajo se analizó la distribución del B en las aguas subterráneas y superficiales de la cuenca del río Duero y su potencial efecto tóxico en la salud humana y en los cultivos de la zona, buscando con ello plantear medidas para un uso más sustentable de los recursos hídricos. Para ello, se colectaron 49 muestras de agua de pozos agrícolas y urbanos, norias, manantiales y río Duero, en una área aproximada de 2500 km2. Las muestras fueron analizadas para pH, conductividad eléctrica, calcio, magnesio, sodio, cloruros, sulfatos, bicarbonatos, metales pesados disueltos, fósforo y boro. Los parámetros de calidad de agua mostraron una amplia variación (conductividad de 152-1518 μS cm–1 y concentración de B de 0-11 268 μg L–1). Esto se debe a que las aguas discurren sobre una extensa área conformada por acuíferos basálticos y acuíferos libres con influencia de diversas formaciones geológicas: basaltos volcánicos terciarios y cuaternarios y sedimentos calcáreos en zonas geotérmicas. La concentración media de B fue de 13, 54 y 850 μg L–1 en los manantiales, aguas del río y aguas subterráneas, respectivamente. Los pozos se clasificaron en: 1) pozos sin concentración apreciable de B (sur y centro de la cuenca), y 2) pozos con altas concentraciones de B (365-11 268 μg L–1, norte de la cuenca). La relación B/Cl fue de 1.6 en los manantiales, 13.9 en el río y 27.7 para los pozos, mostrando un enriquecimiento de B en estas fuentes. El uso de esta agua en el riego agrícola representa un peligro de acumulación de B en los vertisoles de la región, el cual deriva en efectos tóxicos y disminución de rendimientos en cultivos sensibles como la fresa. Las elevadas concentraciones de B en algunos pozos urbanos confirman el peligro sanitario potencial para las poblaciones que usan esta agua para consumo humano.

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